Perspectiva y violencia de género, aplicada al trastorno mental grave.

Jose Luis Arroyo, Director Técnico de la Línea de Rehabilitación Psicosocial, María Amores, Psicóloga, y Gema Rayo, usuaria de una de las residencias de Hermanas Hospitalarias, ubicadas en Madrid, participan en el Congreso de Inclusión Social que Hermanas Hospitalarias y la Orden de San Juan de Dios celebraron, en Viena, los días 15 y 16 de junio.

Salud Mental y Mujer, la doble discriminación.

Durante este evento internacional, nuestras representantes, María y Gema, realizaron una ponencia sobre “Salud Mental y Mujer, la doble discriminación”, donde se analizó la situación de las mujeres con trastorno mental grave (TMG). Además, se habló de violencia de género, revictimización, violencia institucional, estigma y violencia sobre los derechos reproductivos, de las mujeres con trastorno mental grave.

Para tener un mayor conocimiento sobre el tema, realizamos una entrevista a María Amores, experta en perspectiva y violencia de género (VDG) aplicada al TMG, quien nos explica algunos de los puntos más importantes de su ponencia.

  • ¿Cuál es la situación, de discriminación, que viven las mujeres con TMG?

La fundamental discriminación que sufren es que, debido a la interacción de las categorías “mujer” y “diagnóstico psiquiátrico” no son creídas cuando denuncian las situaciones de violencia que sufren, o han sufrido. En general, a las mujeres la sociedad no nos cree cuando hablamos de violencia, pero en el caso de una mujer con un diagnóstico de esquizofrenia, o de trastorno límite de personalidad, ese cuestionamiento se convierte directamente en negación.

Asimismo, la mujer con un trastorno mental grave debe enfrentarse no solo a la violencia de su maltratador, sino de forma muy especial a la violencia institucional, donde tiene que sortear inmensas barreras para acceder a la información y a los recursos de atención, así como para que el estigma hacia la enfermedad mental no limite sus derechos como ciudadana. Porque la violencia de género, o machista, supone una vulneración de los derechos humanos de las niñas y las mujeres.

  • Por su condición ¿sufren un mayor porcentaje de violencia de género, violencia institucional o cualquier otro tipo de violencia?

Así es. Los datos ya son conocidos desde que en el año 2011 compañeros y compañeras de la Red señalaran en su investigación que 8 de cada 10 mujeres con un TMG habían sufrido VDG por parte de sus parejas o exparejas.

Los problemas graves de salud mental suponen un aumento exponencial de todos los factores de vulnerabilidad, que facilitan que una mujer sea víctima de violencia de género, aunque no quiero dejar de recordar que el único factor de riesgo común es ser mujer. Esos otros factores de riesgo son el aislamiento, la falta o escasa independencia económica, la falta de red social, la falta de autonomía, etc., y no podemos olvidar la socialización de género que hemos tenido todas las mujeres, según la cual lo más importante para nuestra autoestima es ser amada por un hombre.

Tampoco podemos olvidar la grave violencia institucional que han sufrido todas las mujeres con discapacidad, siendo sometidas a las esterilizaciones forzosas, hasta que por fin esa práctica violenta, que era permitida mediante sentencia judicial, ya no es legal en nuestro país desde diciembre de 2020.

Y en la misma línea, otra de las gravísimas violencias institucionales que han sufrido y sufren las mujeres con discapacidad en general, y muy especialmente con un problema de salud mental, es la violencia sobre su maternidad: bien negando sus derechos reproductivos, o bien separando a las madres de sus hijos e hijas. Como dice mi compañera Gema en su testimonio, «¿Quién se puede recuperar así de un problema de salud mental? eso solo puede hundirte más».

  • ¿Qué se puede hacer para ayudar a reducir el estigma y la discriminación que padecen?

Necesitamos inocular la perspectiva de género en todo el sistema de salud mental, y trabajar de forma coordinada con todos los recursos que atienden a mujeres víctimas, para que el estigma hacia lo psiquiátrico se diluya de una vez por todas. Tal y como nos ha enseñado el trabajo con las mujeres y la teoría feminista, una sola no puede, pero con otras sí. El trabajo en red no es que sea recomendado o deseable, es que no hay otra manera.

Además, esto no puede depender del voluntarismo de las profesionales, esto va de cumplir la legislación y los tratados internacionales en los que España es parte, como la Convención de los derechos de las personas con discapacidad y el Convenio de Estambul.

¡Muchas gracias María!

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