Ropero solidario: innovación social, protección ambiental y lucha contra el estigma

Hoy 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, ocasión que Naciones Unidas (ONU) ve como “una oportunidad de ampliar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la conservación y la mejora del medio”.

Hermanas Hospitalarias, como Institución comprometida desde hace más de 137 años con la salud y el bienestar de todos, y especialmente de los grupos más vulnerables, también trata de aportar su granito de arena a través de diversas acciones que se llevan a cabo desde nuestros centros para fomentar el respeto y la protección del medio ambiente: creación de huertos urbanos terapéuticos,búsqueda de una mayor eficiencia energética en nuestras instalaciones y organización de jornadas de recogida de basura en las que participan usuarios,voluntarios y colaboradores, entre otras.

Con el proyecto del Ropero Solidario, iniciado en 2004 por la Clínica San Miguel – Línea de Rehabilitación psicosocial, hemos ido un paso más allá.  Su objetivo principal es la recogida y reciclaje de ropa usada para ser donada a personas con escasos recursos económicos.

Este proyecto social de economía circular es desarrollado por los/as usuarios/as que participan en el Taller “SERMAN” del Centro de Rehabilitación Laboral (CRL) de Retiro quienes se encargan de: recogida de ropa usada, selección, reciclaje, clasificación, almacenaje, control de existencias y atención a personas beneficiarias que acuden al Ropero. Esto les permite entrenar habilidades laborales como el trabajo en equipo o la atención al público, y al mismo tiempo lucha contra el estigma social existente hacia las personas con enfermedad mental mostrando que son personas productivas implicadas con el entorno y sensibilizadas con los problemas sociales de otros colectivos.

Desde el punto de vista medioambiental, el proyecto logra la extensión de la vida de los productos (ropa y calzado esencialmente) que se encontraban en desuso o iban a ser desechados, dándoles una segunda vida en manos de personas que, de otra forma, tendrían dificultad para adquirirlo en el mercado.

Estas dinámicas de consumo colaborativo son especialmente relevantes en el sector textil, el segundo más contaminante del mundo después del petrolero, que produce según la ONU el 20%de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de carbono en el mundo. Los principales impactos ambientales relacionados con esta industria tienen que ver con las aguas residuales que genera y en la carga química que las mismas contienen. Otros problemas importantes son el consumo de agua y energía y la generación de emisiones atmosféricas.

En palabras de Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, “el ser humano es a la vez obra y artífice del medio que le rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la especie humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, las personas han adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto las rodea”.

Es por tanto imprescindible la apuesta por proyectos que favorezcan un consumo colaborativo frente a las dinámicas de fast fashion que han imperado en las últimas décadas, caracterizadas por vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos y un impacto muy negativo sobre el medio ambiente.

El Ropero Solidario de Hermanas Hospitalarias, ya replicado en otros centros de la institución como Granada, Mondragón o Palencia, es un ejemplo de éxito que demuestra el poder transformador de la innovación social.

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